lunes, 14 de marzo de 2011

MIGUEL ÁNGEL BUONAROTTI: Un Genio Del Renacimiento.

David de Miguel ÁngelArquitecto, pintor y, ante todo, escultor, Miguel Ángel es el máximo exponente de los ingenios individuales que en el Renacimiento italiano surgieron. Podemos introducirlo en sus inicios a la corriente del Cinquecento, en su magnífica obra es apreciable, casi desde los comienzos de la misma, una potente manifestación de los sentimientos que desembocará en monumentales y poderosas figuras por completo manieristas (no sin motivo, se les adjudicará término "terribilitá" para describirlas).

En Caprese, provincia de Arezzo, nace Miguel Ángel en el año de 1475, en el seno de una familia noble: los Buonarroti. Ya desde pequeño su vocación quedaba clara, tomando su padre finalmente la decisión de enviarlo a formarse al taller del pintor Domenico Ghirlandaio. Sin embargo, y a pesar de que con dicho maestro su aprendizaje en el campo del dibujo es indiscutible, será en la escuela creada por los Médici en el Jardín de San Marcos donde Miguel Ángel se revele realmente como el gran escultor que llegará a ser.
Es en este ambiente donde va a entrar en contacto por primera vez con el conocimiento de obras legadas por la Antigüedad clásica, resultando éste un factor decisivo en sus obras posteriores. Pronto obtendrá gran fama entre los artista, llamando la atención de Lorenzo de Médici, quien desde este momento y hasta su muerte se convertirá en el admirador del este genio. En esta etapa incicial se encuentran diversos encargos que algunos amigos realizarían al artista, además de lo que habrían sido sus "falsificaciones artísticas".

Cuando lorenzo de Médici muere, Miguel Ángel inicia verdaderamente su trayectoria profesional, marcada por diversos viajes e importantes encargos. Tras una estancia en Bolonia en 1494, donde dejará esculpido un ángel para Santo Domingo de Guzmán y descubrirá el trabajo de Jacobo Della Quercia, regresa nuevamente a Florencia por un pequeño período de tiempo antes de iniciar su primer viaje a Roma. En dicha ciudad, donde permanece en esta ocasión entre los años de 1496 y 1501, va a realizar su famosísima y perfecta Piedad del Vaticano (obra de la que el artista, ya en vida, se sentía especialmente orgulloso, como demuestra el hecho de que la reconociera con su firma, circunstancia ÚNICA en su producción).

De vuelta en Florencia, Miguel Ángel realizará una serie de obras menos "importantes" (caso de los tondos ejecutados para Tadeo Taddei y Bartolomeo Pitti o el San Mateo para Santa Maria dei Fiore), siendo lo más destacable de entre las piezas que va a llevar a cabo en este periodo su monumental estatua del David (1502-1504), obra cumbre de todo el arte imitativo de la Antigüedad por la perfección en la ejecución, belleza en la forma y originalidad en la manera de abordar la tipología en la pose.

Pero Miguel Ángel no es tan sólo escultor (aunque así lo habría deseado él), por estas fechas, asimismo, el encargo realizado por Piero Soderini de decorar con un episodio de la guerra de Pisa parte de la Sala Grande del Consejo de Florencia, en la que ya estaba trabajando Leonardo da Vinci. El cartón de esta obra, maestro de un sinnúmero de posteriores artistas, mostraría ya la tendencia a la dramatización y tensión de los cuerpos que posteriormente se apreciará en su obra cumbre, la Capilla Sixtina.

Su fama se extendió por toda Italia, tanto fue que pensó en realizar la tumba del Papa Julio II para ensalzarla aún más, tras enseñarle sus proyectos sobre ésta, el Papa aceptó. El incoveniente surgió cuando Bramante se puso celoso de ésto, ya que pensaba que su catedral sólo iba a ser la envoltura del gran monumento (la tumba de Julio II), es decir, que iba a pasar, en cierto modo, mas desapercibida. Por todo ésto, Bramante convenció al Papa para no aceptar el proyecto con argumentos tales como que iba a quedar inacabada, que tardaría alrededor de 160 años, que el presupuesto era demasiado alto, etc.
Julio II retiró entonces el proyecto pero para no perder a un artista de la talla de Miguel Ángel, le encomendó el trabajo de pintar el techo de la capilla Sixtina con imágenes de los 12 apóstoles. El problema estuvo en que al artista no le gustó lo que estaba haciendo, le habían dicho como tenía que hacerlo y no iba con su estilo por lo que destruyó su trabajo y huyó. El Papa lo buscó por toda Italia y le rogó que volviese para terminar con lo que ya empezó un día. Entonces Miguel Ángel decidió hacerlo, pero hacerlo a su manera, pintando lo que a él le parecía y a su modo y estilo.
Fue muy recriminado por la forma de hacerlo, lo consideraban blasfemo por la cantidad de desnudos que había en su obra y le hicieron numerosas comparaciones con los griegos, pero por su fuerte carácter permaneció fiel a sí mismo.
A pesar de sus numerosos enfrentamientos con la Iglesia, no fue apartado de la obra, ya que era un artista increíble, muy prestigioso y no les convenía perderlo. Miguel Ángel terminó trabajando día y noche por la presión que le ejercía el Papa al ver que no iba dar tiempo a terminarla. A consecuencia de ésto comenzó a tener molestias en la vista. Terminó su fascinante trabajo finalmente y tras una serie de oras de gran prestigio que se han convertido en patrimonio de la humanidad murió en Roma en 1564.

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